Por primera vez, una tradición indígena viva es incluida en la prestigiosa lista, marcando un hito cultural y espiritual para los pueblos originarios de México.
La Unesco ha declarado Patrimonio Mundial a la Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados hasta Wirikuta, convirtiéndose en la primera tradición indígena viva incluida en esta lista global. La decisión fue tomada durante la 47ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial, celebrada en París, y representa un logro significativo para la comunidad wixárika y para México, que ahora suma 36 bienes inscritos en la lista.
Este reconocimiento no solo visibiliza la riqueza espiritual de los wixaritari, sino que también otorga protección legal internacional a una de las rutas ceremoniales más antiguas y simbólicas del continente americano.
Una ruta ancestral de más de 500 kilómetros
La Ruta Wixárika conecta la Sierra Huichol con el desierto de Wirikuta, atravesando territorios de Nayarit, Durango, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí. A lo largo de más de 500 kilómetros, se distribuyen 20 componentes identificados junto a las propias autoridades tradicionales, que incluyen humedales, lagunas, ríos, montañas y formaciones rocosas.
Este corredor cultural representa una vía de peregrinaje ancestral en la que se realizan rituales sagrados para mantener la armonía con la naturaleza, pedir por la fertilidad de la tierra y preservar el equilibrio espiritual de la comunidad.
Protección frente a amenazas contemporáneas
Según el Consejo Regional Wixárika, la inclusión de la Ruta en la Lista de Patrimonio Mundial es una herramienta vital para la preservación cultural. En las últimas décadas, el territorio ha enfrentado amenazas como el crecimiento de proyectos agrícolas e industriales, la expansión urbana, concesiones mineras y la disminución del hikuri (peyote), planta sagrada fundamental para los rituales de los wixaritari.
La Secretaría de Cultura de México ha resaltado que esta nominación también busca asegurar la transmisión intergeneracional del conocimiento ecológico y espiritual, además de contribuir a la conservación de los ecosistemas del desierto chihuahuense.
Wirikuta: un santuario natural y espiritual
El desierto de Wirikuta, punto final de la peregrinación, es considerado por los wixaritari como el lugar donde nació el Sol. Es una zona megadiversa que alberga cientos de especies de flora y fauna endémicas, incluyendo el peyote (Lophophora williamsii), cactus que los wixaritari consideran su puente directo con el mundo espiritual.
El reconocimiento de este paisaje cultural como Patrimonio Mundial no solo celebra una práctica viva y vigente, sino también el profundo vínculo entre los pueblos indígenas y su entorno natural, en un momento en el que la defensa de los territorios sagrados cobra especial relevancia.